miércoles, 26 de octubre de 2016

VACUNA SI, VACUNA NO

Llega ese momento en el que tienes que enseñar las cachillas de tus niños para que con premeditación y alevosía llegue el pediatra de turno y le plante un "pinchacito". Impacta. Y mucho. Porque son tus pequeñajos y piensas "Por Dios, que son muy chicos!". Pero el momento pasa y tú te vas a casa triunfante cuando ves que los enanos van calladitos en el maxi cosi y que tras el bibi de recompensa, echan una siesta de campeonato. Y vuelves a pensar "Pues ya podían vacunarlos cada día cuando esto los tranquiliza de esa manera!". Al momento te sientes culpable por pensar así, pero...qué puedo decir, el cansancio te hace ser maléfica de vez en cuando.

Con los años se te olvida la de veces que fuiste víctima de la cadena de vacunaciones que tocaban cada 3 o 6 meses, las del recuerdo, las de la hepatitis para la carrera e, incluso, aquellas que antiguamente dejaban una marca extremadamente visible en el antebrazo al rayarlas con una pluma. Cuando eres madre, estás totalmente al día. Sabes cuándo tocan, cuántas son, qué efectos secundarios puedes esperar y hasta en qué lado del muslo pincharon a tus hijos cada vez. Lo mejor, las animadas tiritas con dibujitos que intentan disimular la pequeña hinchazón del "aguijonazo".

Actualmente es el debate de moda. Vacuna sí, vacuna no. Surge el movimiento alternativo de padres que consideran que los efectos secundarios de las vacunas se pueden evitar y que se administran más vacunas de las necesarias. El activismo anti-vacunación aumentó ya al final del siglo XIX en Estados Unidos. No es algo nuevo, ni mucho menos. En los inicios del siglo XIX, el movimiento anti-vacunación acogió a miembros de distintos ámbitos de la sociedad. Más recientemente, es un fenómeno predominantemente asociado a las clases medias.  Los argumentos contra las vacunas que se exponen en el siglo XXI son de hecho bastante similares a los que se usaban los anti-vacunacionistas del siglo XIX. Muchas formas de medicina alternativa se basan en filosofías que se oponen a la vacunación y tienen practicantes que desaprueban la misma. Entre ellas están, por ejemplo, la antroposofía, algunos elementos de la comunidad quiropráctica, algunos homeópatas y naturistas.
Por otro lado, se da también el problema de la "sobrevacunación". Se piensa que aplicar varias vacunas a la vez puede sobrecargar o debilitar el sistema inmune. Está probado científicamente que el sistema inmunológico puede responder a miles de virus simultáneamente, por lo que en teoría, el que nuestros pequeños reciban un "paquete de vacunas" de una vez no debería ser un problema.

Entre unas cosas y otras nos encontramos con que se pierde más tiempo en intentar sacarle punta al lápiz que en conseguir que el lápiz escriba bien. Nosotros somos relativamente nuevos en este tema. Hasta ahora mis Fetus han recibido las obligatorias. Hasta ahora hemos tenido suerte y las han tolerado bastante bien. De hecho estaban más receptivos, comunicativos y a ratos, hasta excesivamente tranquilos. Nada de fiebre o malestares. No quiero precipitarme, pero espero que siga siendo así y que cada vez que las cachillas blanquecinas de mis pequeños sean pinchadas por orden médica sigamos teniendo el día tan bonito como las tiritas del post-picotazo.

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