viernes, 11 de noviembre de 2016

PAPA A JORNADA PARCIAL

No estamos solas.
Nuestros pequeños tienen una mamá y un papá. La mamá por lo general y atendiendo a las necesidades básicas de la alimentación de sus churumbeles, se queda un tiempo en casa, dejando su trabajo y dedicándoles las 24h del día. El papá, porque en la gran mayoría de los casos suele ganar más que la mamá, tiene que asumir su role sólo a jornada parcial, ya que como se suele decir "Alguien tiene que traer el dinero a esta casa".
Hasta aquí todos de acuerdo. La naturaleza nos ha hecho merecedoras de una de las responsabilidades más difíciles en la vida y lo aceptamos sin rechistar. Que la sociedad esté diseñada para que el puesto de trabajo del hombre tenga unas ganancias superiores a las de la mujer, superando incluso en muchos casos el 20% del sueldo en el mismo puesto de trabajo...ahí, ahí ya no deberíamos estar de acuerdo.

Por suerte, en muchos países como Alemania la política social ha dado un cambio radical en beneficio de la mujer, sobre todo embarazadas y madres. Aquí se pueden tomar tranquilamente tres años de baja maternal, conservando el puesto de trabajo y recibiendo un porcentaje del sueldo durante los dos primeros años. El hombre puede cogerse tanto tiempo de baja como la mujer y a veces repartírselo entre ambos, de manera que cuando papá está en casa a jornada completa, mamá está con sus hijos a jornada parcial.

Todavía queda mucho por avanzar en este tema y cada vez son más los hombres que deciden criar a sus hijos una temporada larga mientras la mujer sale a trabajar. Y no por ello son "mandilones" o "complacientes servidores", como todavía hoy en día muchos los tachan, sino que deciden disfrutar de una de las épocas más bonitas de la crianza de un hijo. Algo que no se podrá volver a repetir por muchos álbumes del pasado que atisbemos.

En mi caso me considero afortunada por tener una persona a mi lado que ha asumido el papel de papá a tiempo parcial físicamente y jornada completa psicológicamente. Han sido también las circunstancias las que nos han hecho formar un equipo indivisible, pues dos a la vez dan trabajo para muchas jornadas completas!. De todas maneras y con un atisbo de picaresca, me permito analizar muchas de las diferencias que con el tiempo han ido surgiendo en nuestro no siempre fácil camino de la crianza.

Asumámoslo, los papis no tienen esa mano organizativa multitarea que podemos tener nosotras. Digamos que mientras los bebés duermen podemos llegar a poner una lavadora, ordenar y colocar la ropita en la habitación de los peques, preparar algo para comer, pasar la aspiradora y acondicionar el carrito para cuando los enanos se despierten salir escopetados de paseo.
En su caso, les dará tiempo para mirar algo en internet (con suerte algo para los bebés en eBay), tomar un vaso de agua y ojear plácidamente el periódico en busca de noticias de las que tú hace mucho tiempo ni siquiera estás al día.
O la manera de querer darle explicación a todos y cada uno de los llantos de los enanos. Olvidando a menudo que a veces lloran porque son bebés. Punto!.
La actitud frecuente de parsimonia cuando uno de los pequeños no quiere seguir durmiendo y él, desde la confortable colcha en la cama, intenta hacerle entender lo calentito y a gusto que se está debajo de las sábanas, mientras el Fetus 1 se revuelve cual lagartija epiléptica intentando escapar de las garras perezosas de su papá.

Como éstos, cientos de ejemplos diarios que hacen esbozar más de una sonrisa y, a veces, alguna que otra recriminación. Porque seamos sinceras, qué mamá no ha intentando prácticamente siempre imponer su opinión en la manera de hacer ciertas cosas?. Porque "yo estoy las 24h del día con ellos y los conozco", porque "si lo haces así y no asao te va a resultar más fácil" o porque "las últimas veinte veces me ha funcionado y así seguro que no lo hace".
Llegamos a un punto en el que pensamos que todo lo que nosotras hacemos es lo correcto y que no hay tiempo para experimentos. El niño responde bien así y ya está. Pero qué equivocada estaba!.
El simple hecho de cómo cogerle la cabecita a la hora del baño era una discusión de  a-ver-quién-tiene-más-razón. Realmente te ciega el pensar que como siempre lo has hecho de una manera no puede ser que funcione de otra. Y, muy a mi pesar, sí lo hacía. No sólo al estilo "clásico" sino también al vanguardista paterno.
Así que con el tiempo y, aunque aún hay veces en las que me cuesta, dejo hacer y que haga. Porque los niños tienen una madre y un padre, porque la crianza y educación es cosa de dos y porque cuanto más dejemos hacer, más placentero resulta el verlos crecer.

Probablemente nos resulte también difícil y, al principio, poco llevadero, el verlo ir todas las mañanas a trabajar quedándote sola y "desamparada" junto a dos bocas pequeñitas que sólo quieren comer y llorar. La misma mujer que hacía unos meses estaba desempeñando su trabajo con pasión y responsabilidad, es la misma que se queda con cara de cordero degollado mirando tras la ventana como su maridito se va a traer dinero a casa.
Y él vuelve pasadas las cuatro de la tarde con ojos cansados de la pantalla del ordenador y arrastrando los restos de unas cuantas noches moviditas. Y ahora que los enanos se han "estabilizado" en horarios de comidas y sueño, reciben a su papi con una sonrisa de oreja a oreja.

1 comentario:

  1. Me siento tan identificada.... si no fuera porque a mi solo me espera una boquita en lugar de dos!!!! jajaja

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